domingo, 13 de junio de 2010

Maldita crisis ¿ de valores?

Ayer estuve participando en la fiesta organizada por un partido político, al cual están afiliados varios ex compañeros a los cuales les guardo un gran respeto y mucho cariño. En dicha fiesta también me encontré con compañeros del sindicato con los cuales pase una agradable mañana tan solo ensombrecida por la pertinaz lluvia que se acerco a ser testigo directo de la fiesta que se celebraba.

Tal vez aquí sería suficiente terminar estas líneas, puesto que la fiesta se tuvo que trasladar a la sede de dicha formación política, y yo opte por retirarme. Pero en el poco tiempo que estuve en dicha celebración, aparte de dialogar con muchos compañeros, me dio la oportunidad de conocer a una persona, que después de oírla hablar y sobre todo después de oír como recitaba algunos de sus poemas no puedo quedarme sin contar un poco de su historia.

Esta persona se llama Marcos Ana y es el seudónimo con el que firma sus obras. Su nombre real es Fernando Macarro Castillo, un defensor de las libertades, que es el preso que más tiempo permaneció en las cárceles Franquistas, nada más y nada menos que 23 años. Ingreso en 1939 con 19 años y abandono su cautiverio en 1962 contando con 42 años. Allí en prisión fue donde se hizo poeta, allí en prisión fue donde se hizo persona, como él dice nada de venganzas ni de revanchas pero tampoco olvido, nunca olvido. Ayer con 91 años recibió un caluroso homenaje por parte de los allí reunidos.

Que verdadera lección de valores por los que se mueven muchos de los compañeros que asistieron a la fiesta de ayer, que lección de humanidad, de respeto y de dignidad humana de Marcos Ana. Y claro ante tal cantidad de valores y de personas que siempre se han movido por ellos y no los han abandonado nunca, no me queda otra cosa que reflexionar sobre la falta de valores que rodea a nuestra sociedad.

Hace no mucho tiempo a las personas se les valoraba precisamente por los valores que atesoraban. Estos podían ser de diferentes formas y maneras, ya fueran políticos, religiosos, humanos etc.… pero hoy en día, más se nos valora por lo que tenemos, que no lo por lo que somos y podemos ofrecer a la sociedad para que esta sea más justa y equitativa. Y en estas claro, los que aún tienen menos valores que nosotros se aprovechan y acaban llevando a las sociedades a crisis como en la que estamos sumergidos, y lo tendrán fácil si no nos llenamos de valores y entendemos que el enriquecimiento rápido por la forma que sea y utilizando toda clase de métodos no nos vale, que ante ese pensamiento estamos nosotros con la convicción que las cosas se pueden hacer de otra manera, cuidando los detalles, respetando el medio ambiente, haciendo la convivencia entre las personas más solidaria, no imperando el individualismo y el ser más que el vecino. Haciendo que el reparto de los recursos sea más igualitaria y las diferencias entre las clases no sea tan sangrante.

Por ello os animo a buscar los valores que nos faltan para ser mejores personas e individuos y poder hacer frente a los despiadados que se aprovechan de ello. Buscar donde mejor os parezca, yo por supuesto los encontré ayer, pero seguro que habrá muchos sitios donde encontrarlos. Buscar a personas que han hecho cosas extraordinarias por la sociedad en la que vivían, bien en las humanidades, en la política, en la religión, en la medicina etc. Y empaparos de los valores que atesoraban. Sin duda esto nos hará mejores personas y mejores individuos. Ahora para terminar me vais a permitir invitaros a leer dos poemas. Uno de ellos es de Miguel Hernández, el otro de Marcos Ana, ambos homenajeados en el día de ayer.

Deciros que la lluvia tal vez desluciera un tanto el acto pero nunca pudo enfriar el ambiente reivindicativo, de compañerismo, de orgullo y de lucha que allí se vivió.

Salud compañeros.

Longinos rived. SDS celda 10



Poesías de Miguel Hernández y de Marcos Ana

Por las calles voy dejando

Algo que voy recogiendo:

Pedazos de vida mía venidos de muy lejos

Miguel Hernández.


(Sueño de libertad)

Si salgo un día a la vida

Mi casa no tendrá llaves:

Siempre abierta, como el mar,

El sol y el aire.

Que entren la noche y el día,

Y la lluvia azul, la tarde,

El rojo pan de la aurora;

La luna, mi dulce amante.

Que la amistad no detenga

Sus pasos en mis umbrales,

Ni la golondrina el vuelo,

Ni el amor sus labios. Nadie.

Mi casa y mi corazón

Nunca cerrados: que pasen

Los pájaros, los amigos,

El sol y el aire.

Marcos Ana